Canciones pintadas

Revista Ritmo 955. Noviembre 2021

Mobirise

Una mujer está sentada en una silla, fijando en nosotros sus penetrantes ojos oscuros. Lleva un traje masculino y sostiene en la mano derecha unas tijeras. Acaba de cortar su larga melena, que yace alrededor deshilachada en inquietantes mechones negros. En lo alto del lienzo, unas notas musicales y un verso: Mira que si te quise, fue por tu pelo, /Ahora que estás pelona, ya no te quiero. Se trata de uno de los rostros más conocidos de la historia del arte: el de la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954).

Frida Kahlo nació en la Ciudad de México a principios del siglo XX. En su infancia tomó algunas clases particulares de dibujo, pero su carrera como pintora comienza cuando, a los dieciocho años, un brutal accidente de tráfico la mantiene en cama durante largos meses. El sufrimiento físico generado por las secuelas de este accidente será central en su vida y también en su obra, ya que más de la cuarta parte de las aproximadamente doscientas pinturas que realizó son autorretratos: “Me pinto a mí misma porque estoy con frecuencia sola y porque soy la persona a la que mejor conozco”, es una de sus frases más célebres.

Si bien sus primeras obras tienen ecos manieristas y de Modigliani, como el Autorretrato con traje de terciopelo (1926) o el Retrato de Alicia Galant (1927), pronto entra en contacto con la corriente mexicanista, cuyos artistas revalorizan los elementos del arte popular mexicano y los incluyen en sus obras. Le influye en especial la obra pedagógica del artista Adolfo Best Maugard (1891-1964), cuyo método de dibujo sienta las bases del nacionalismo plástico que cobraría auge en el primer cuarto del siglo XX. Poco después conocerá el arte de los muralistas a través de Diego Rivera (1886-1957), con quien se casa en 1929 y que será su compañero, de diversas maneras, hasta el final de su vida.

En sus autorretratos, Kahlo se pinta a menudo con bellos vestidos indígenas. En el cuadro que hoy compartimos, en cambio, viste un traje de hombre, y sus hermosas trenzas han sido hechas pedazos por las tijeras. La pintura fue realizada en 1940, poco después de divorciarse de Diego Rivera, quien adoraba su larga cabellera y verla vestida con los trajes tradicionales de las mujeres tehuanas. La pintora abandona todos los atributos femeninos por los que se sabía amada, enfatizando la ruptura con su vida anterior. Pero, ¿por qué una canción presidiendo la escena?

Al igual que incluye otros elementos de la cultura popular mexicana, Kahlo impregna sus obras de música. El cuadro Árbol de la esperanza mantente firme (1946), que realizó tras una de sus múltiples operaciones de columna, representa a una Frida tumbada en la camilla con las heridas de la intervención en su espalda, mientras que otra, vestida con un traje regional rojo y coronada de flores, se sienta en el borde sujetando el corsé ortopédico y una bandera con las palabras que dan título al cuadro. Éstas pertenecen a un verso de la canción Cielito lindo. En El venado herido, del mismo año, la artista representa su dolor autorretratándose como un ciervo atravesado por flechas, solo en mitad de un bosque. La imagen alude a otra canción popular, El venadito. En cuanto al fragmento musical en lo alto del autorretrato que hoy comentamos, la profesora Gloria Arjona, estudiosa de la influencia de la música en la obra de Frida Kahlo, sostiene que muy posiblemente esté inspirado en romances españoles del siglo XV.

El gran arte recoge elementos de la cultura popular, pero también la enriquece. María Grever (1885-1951) fue la primera compositora mexicana en tener fama internacional. Estudió en Europa con Franz Lehar y Claude Debussy, y entre su extensa producción encontramos operetas, conciertos y bandas sonoras para Hollywood, pero son sus canciones -más de ochocientas- las que le han dado fama universal. Con una sólida formación clásica y un conocimiento profundo de la voz lírica, Grever construye estas piezas sobre una arquitectura musical perfecta. Sin embargo, no sólo no han permanecido en el repertorio culto, sino que forman parte del patrimonio sentimental de generaciones enteras, y han sido grabadas en varios idiomas por artistas tan diversos como Alfredo Kraus, Dean Martin o Dinah Washington (quien ganó un Grammy por su interpretación de What a difference a day made, la versión en inglés de la canción de Grever Cuando vuelva a tu lado).

María Grever y Frida Kahlo son creadoras mexicanas que traspasaron las fronteras de su país y convirtieron su obra en patrimonio universal. Kahlo, la pintora más famosa de la historia, ha sido convertida en icono pop de multitudes que a menudo desconocen aspectos más profundos de su vida y su obra, como su proceso creativo o su firme compromiso político. En el caso de Grever, amamos sus canciones sin saber a veces que son suyas, y se echa en falta un estudio más profundo de su extensa obra musical.

Sea como fuere, el valioso legado de ambas nos mueve a jurar que, aunque pase mucho tiempo, no olvidaremos el momento en que las conocimos.

Imagen: Frida Kahlo, Autorretrato con el pelo cortado, 1940. MoMA, Nueva York


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